Por: Gerardo Cárdenas
Hace algunas semanas tuvimos la oportunidad de conocer y vivir los últimos momentos de colette, la cuna del hype en París, a través de nuestro colaborador Gerardo Cárdenas.
El pasado mes de julio a través de las cuentas de Instagram de colette y de su Directora Creativa y Gerente de Compras, Sarah Andelman, nos enteramos de una gran e inesperada noticia: colette, tienda clave para la moda, el streetwear, los sneakers y hasta para la tecnología cerraría sus puertas justo después de cumplir 20 años de existencia.
Al enterarnos, no sólo nos dedicamos a hacer una lista de algunos de los mejores pares que con la tienda se hayan elaborado en conjunto , sino qué también nos propusimos el ir a colette; y lo hicimos:
colette -aún al día de hoy que estén leyendo esta nota- se encuentra en el 213 de la calle de Saint-Honoré, justo a unos pasos del famoso Jardin des Tuileries y a unos 15 o 20 minutos caminando del museo de Louvre. Su ubicación es privilegiada, no sólo por lo anterior o el hecho de tener 3 pisos y estar justo en una esquina con suficiente visibilidad para todo el que pase por su calle, sino que la misma Rue de Saint-Honoré es referente para todos aquellos amantes de la moda, el arte fino, y hasta para el streetwear y los sneakers, y es que al caminar por aquí uno puede llegar a tiendas como Louis Vuitton, Maison Martin Margiela, Starcow, y si uno camina un poco más, verá tiendas como Carhartt, Stone Island e incluso la boutique de Balenciaga y Stella McCartney, todas ellas tiendas muy importantes, tanto para la moda como por el papel que juegan en el streetwear y el sneaker-game.
Al momento de nuestra llegada, los corazones azules colocados en sus ventanas con motivo de la colaboración con CHANEL iluminan a lo lejos su ubicación, y nos guían hacia donde debemos ir, tiene apenas una hora de abierta a la tienda, y el lugar está lleno; predomina la gente asiática, pero en sus estrechos y bien ordenados pasillos se escucha cualquier cantidad de idiomas; francés, alemán, inglés, español, japonés, y hasta tagalo; en los pies de la gente dentro de la tienda (considerando a los vendedores de piso y clientes) se ve también de todo; desde unos patinados Slip-On Vans x Thrasher, Buscemi, los runners de Balenciaga, Nike HTM, Converse de Fragment Design y bastantes Yeezy; un guardia ve mi cámara y me dice que no puedo tomar fotos dentro (explicando que tendría que haber llevado un permiso de prensa) pero que, si lo consideraba bien, podía hacer -específicamente- 2 fotos con mi cámara y algunas más con el teléfono, o bien, desde afuera de la tienda con cuidado de no incomodar a los clientes; acepté su condición, y continué mi visita.
Me dirigí a la sección de sneakers -justo al lado de un rack de ropa donde hay piezas de Off-White, Amiri, Holzweiler y Nike- y pregunto entonces por los pares en colaboración con Airwalk o Converse, y un encargado me dice que estos pares son sold-out prácticamente desde el momento que se anunciaron, y que con suerte, encontraría unos “destallados” (números muy grandes o muy pequeños) en el sitio web de la tienda, aunque, me recomendaba dentro de las opciones que tenían en piso, llevarme los ASICS x Patta, los adidas x Gosha Rubchinskiy o los “Golf Le Fleur” (Converse x Tyler The Creator) que acababan de llegarles. Revisé precios y tallas disponibles y le comenté que aún me quedaría unos días en la ciudad, así que esperaría para comprar un par a lo que me comentó algo que me sorprendió:
“Está bien esperar, la gente que viene a colette por sneakers, usualmente se lleva marcas muy lujosas o pares muy sencillos (hablando de gente con un determinado poder adquisitivo) los “hypebeasts” sólo vienen cuando hay un lanzamiento -valga la redundancia- con mucho hype y muy pocos -de ambos lados- se llevan colaboraciones como la de Gosha o las de VETEMENTS, no por precio, sino porque quienes las compran son verdaderos “heads” o entusiastas de la moda quienes prefieren ir cuando los lanzamientos “hype” ya han quedado atrás, pues estas personas aprecian los pares por su diseño, complejidad e historia, más que por la fama que se les haga”.
Platicando con esta persona, me dijo que cuando alguien llega por un par “lento”, este cliente por lo regular tiene un estilo de vestir muy definido y sabe específicamente qué busca, de forma que si no lo encuentra, no lleva otra cosa por compensar, sino que explícitamente pregunta dónde más puede conseguirlo y se va.
Al preguntarle por la colección de OFF-WHITE, me comentó con algo de apuro porque le estaban solicitando unos pares -y el ritmo en colette es de locos-: “ese será un caso raro, pues será uno donde verdaderos heads, fashionistas, y hypebeasts se reúnan por buscar ya no un par, sino una colección completa, aunque estoy seguro que ellos (señalando con la cabeza a un par de personas asiáticas) harán todo por conseguirlos en otras tiendas, ya que la rifa aquí será digital y nuestros guardias no permiten buitres en los alrededores de la tienda, nos importan mucho nuestros clientes y además, no nos gusta la reventa express. No nos importa si compran algo para re-venderlo, simplemente, no nos gusta que sea frente a la tienda, no por nosotros, sino porque se vuelve inseguro para el resto de la gente, tanto nos nuestros clientes, como los de nuestros vecinos”.
Le agradecí por las palabras y proseguí recorriendo la tienda, elegí algunas cosas y un “asistente personal” de la tienda me ayudó llevarlas a caja mientras yo seguía mirando y me probaba algunos pares y prendas. Ya con mis compras en mano, me marché satisfecho, ya que colette era todo lo que prometía, no sólo una tienda con un surtido rico y selecto de: moda, tecnología, libros, música, moda, sneakers, y hasta comida, sino que también confirmé que es un parteaguas en el retail moderno, uno que no sólo cuida: visual merchandising, compras, comunicación y logística, sino principalmente, a sus clientes, a quienes procura desde que ponen un pie dentro, hasta que salen de su tienda.
¿Qué hizo de colette lo que hoy es y que tanto extrañaremos? Su amable atención al cliente, sus siempre diversas colaboraciones, sus espectaculares ventanas, su buen gusto, y claro: el azul.
Au revoir colette! Merci!