Probablemente no, pero es uno de esos pares de sneakers que dio origen a dos de los modelos más importantes de Air Jordan y que pocos pueden presumir haber visto en su vida.
Se trata de un prototipo del cual surgieron el “Chicago» y al «Black Toe”. El modelo prácticamente fue rescatado de la basura por Kris Arnold, quien narró en exclusiva para Full Size Run, como posiblemente si él no hubiera prestado atención al modelo, éste hubiera pasado desapercibido por sus compañeros.
Pero, ¿Cómo llegó este modelo a ser parte de una oficina? Resulta que ésta era nada más y nada menos que ProServ, una empresa de management enfocada a deportes. Dentro de sus clientes se encontraba Michael Jordan, quien en aquel entonces estaba a punto de firmar su primer contrato con Nike. ProServ fue una de las piezas fundamentales para el cierre de este negocio, a pesar de ello años más tarde Jordan se separó de la compañía y en una limpieza de oficina de los equipos almacenados y exhibidos, surgió este prototipo.
Entre algunos de los rumores que surgieron a partir de la entrevista de Soul Colector a Kris Arnold es que el par probablemente fue hecho exclusivamente para el uso de Michael Jordan, ya que el número que halló Arnold fue un 13.5, curiosamente la talla del basquetbolista.
Para certificar la autenticidad del calzado, Anrold recurrió a Todd Olbrantz, gerente de adquisiciones de Nike e incluso a Peter Moore el diseñador del Air Jordan 1. Ambos corroboraron que el par era un prototipo original, sin embargo no presentaron interés por adquirirlo.
Entre otro de los rumores que hay alrededor del modelo, es que posiblemente fue el que Michael utilizó en la foto que dio pie a la creación del logotipo de la marca.