(o Que Nos Transmite un Torneo de Skateboarding)
Por Gerardo Cárdenas
El pasado 23 de junio, Vans organizó su ya tradicional Vans Royal Side Stripe en el Gimnasio de la Alberca Olímpica, en donde chicos y grandes se dieron cita para ver a los y las mejores skaters de México en una justa que vimos de todo: combos y aéreos que nos hacen replantearnos el nivel mexicano del skateboarding, hasta berrinches con los que en otra federación deportiva hubieran descalificado al atleta, pero, hablemos de tenis, de patinetas y tenis:
¿Qué ha cambiado para Vans y el skate nacional?
Si volteamos hacia el pasado y vemos como era el nivel de los skaters mexicanos, los trucos que hacían, los spots por los que pasaban, y lo que –nos guste o no– estaba de moda, encontraremos elementos completamente distintos, como los años de casco y pads con Chucks y Sk8-Hi en Skatorama, los chunky kicks con sus respectivos baggy jeans en el Bazar Lindavista o en San Agus; el regreso de los vulcanizados en 2010 cuando abrieron San Cosme y ni qué decir de todos los estilos que hoy se asoman bajo “patas de camello” en cualquier spot y skatepark de la República. Estilos vienen, vuelven, pero aún no hay nada que se compare como raspar un par fresco de tenis en su primer ollie o flip; el saber que ese agujero en tu tenis o las agujetas rotas indican el lado del que patinas, o incluso algo tan sencillo como sentir la goma de la suela de waffle adherirse a tu tabla al aterrizar un truco o empujar con ella por la calle.
¿Que ví en este Vans Royal Side Stripe?
Tenis que cuentan historias, pares personalizados por gusto –con Sharpies o corrector por sus portadores- o a la fuerza -con raspones que dan fe de una y mil batallas–.
Vi al hijo del fundador de una marca, Steve Van Doren, con un par divertidísimo con un estampado de su rostro, sintiéndose orgulloso de ver como los tenis que creó su familia en 1966 estaban siendo usados con mucho orgullo y sin temor a destruirse por un montones de chicos ansiosos de divertirse, de destruir, de seguir jugando al mano a mano con sus amigos de la cuadra, del spot. Además, como es habitual convivió y trabajó por y para su propio evento, ya sea haciendo hot-dogs o apoyando en la parte de la logística.
Vans ¡muchas felicidades! Porque aunque el spot que creaste para este Side Stripe fue difícil como el demonio para muchos atletas (tal vez no tanto para TNT y compañía), fue causa de júbilo para los asistentes y para escribanos como este, a quien le da gusto ver que aunque hoy tienes que voltear a diferentes escenarios, sigues haciendo por el skate lo que debes: invitarnos a patinar.