Por: Juan Parco
«Nobody loves a genius child, kill him and let his soul run wild»
Para Ro.
Miles de columnas se han escrito ya, palabras más palabras menos. El hombre mas elegante del skateboarding se fue. Hace días compartía unas cervezas con personas que hace años se mantenían activos en la «escena» y me pareció curioso que ninguno de ellos tenia una mala opinión de Dylan, es mas alegaban sobre la gracia y el particular don que tenia.
Hablando de él, para mi eso siempre pasará a segundo plano, y no, no es por que niegue las habilidades que todos le conocimos.Es por qué creo que su don está en otra parte, alejada de las 4 ruedas. Él skateboarding es una actividad llena de tantos clichés: rebeldía, anarquía, agresión, entre otras muchas, una actividad que surge de lo marginal, que muestra nuestro lado más salvaje: chicos a los cuales no les importa nada.
Es gracioso que dentro de este mundo radical todo sea un gran standard: calcetas largas, tatuajes mal hechos, Vans sin agujetas y un sin número de estereotipos. Sin embargo, alguien con el talento de D.R, con la simplicidad, con la soltura fuera el encargado de marcar una pauta en lo que al margen de lo aceptable dentro del skateboarding se refiere, me genera simpatía.
Por qué a esos con los que tomaba una cerveza les escuche muchas veces decir que era una burla su calzado, que les dolían los pies al patinar, que era incomodo. Aún así, ese es su legado: el patinador elegante, aquel que fusionó el high end con las marcas de la lija, el que sudaba una camisa de 200 dólares, aquel que abrió una tienda de antigüedades en lugar de una de surf.
Los patinadores somos curiosos, hoy recordamos y enaltecemos a quien en el pasado repudiamos, simplemente por el hecho de no entenderlo.
Para mí su calzado como su patinar no es para todos, es elegante, simple, bien definido. Tendencias van y vienen, al convertirse en moda todos harán lo imposible por formar parte de ella, pero pocos pueden mantenerse reales por siempre, esa es su marca.
La valentía de lo auténtico, un post punk en Gucci loafers. Palabras mas, palabras menos: jamas habrá otro Dylan Rieder, por qué créeme querido lector, patinar con alpargatas es imposible.
«ERAM QUOD ES, ERIS QUOD SUM”
