“Bien sabe el diablo a quién se le aparece” refrán popular
por Parco
En memoria de “Diablito Loco”
Las motocicletas al igual que el skateboarding o el punk fueron y serán una invitación a la creatividad, a lo genuino. A veces, cuando voy a eventos, reviso de manera cuidadosa los proyectos de los asistentes, incluso más que los de los participantes. Cuando construyes algo propio, sin la presión de un concurso, un show o de un cliente es cuando aparece lo mejor de ti. Como en todo, existe un circulo de personas con intereses similares a los tuyos, gente que se interesa en generar un estilo propio, que te da consejos y existen otros, que lejos de impulsar lo que viene, se mantienen inertes, tratando de derribar todo lo que florezca a su paso. Muy similar a la vida misma.
Cuando construyas algo, hazlo con amor y orgullo, lleva tu ritmo, respeta tus tiempos y ten oídos sordos, al final el que la conducirá serás tú. Hace algunos años, había terminado mi propia motocicleta, una Honda Rebel 450cc del 86 que había sido de mi padre. Aún recuerdo el primer día que me la dio, yo no sabía manejar motocicletas con velocidades y cuando me dijo: “Si la quieres agárrala”, me subí sin pensarlo. A los 3 días estaba ya en el taller de un buen amigo quitándole los instrumentos, aventando espejos y direccionales a la basura, cortando cables, echando a perder se aprende.
Tiempo después, conocí más gente, vi muchos videos, me quemé, me corté, me caí e hice el ridículo. Aprendí a pedir piezas en línea, a que no todo lo que quieres existe y si te gusta debes sacarlo de tu mente y fabricarlo. A manejar sin freno delantero, a que las motocicletas se disfrutan, a saber que cualquiera puede fallarte, que las amistades son tan efímeras como un tanque de gasolina a medias y que al igual que patinar, el “rush”, los momentos, son efímeros, son amigos temporales.
Para celebrar esa motocicleta le pedí a un amigo que le tomara unas fotografías en mi viejo barrio, la Jardín Balbuena. Una tarde soleada de sábado llegó con un arsenal de tripies y cámaras y un montón de ganas. Al poco tiempo de estar tomando fotos me pidió que manejara la motocicleta, que le gustaría capturar una o dos
fotos así. Y así, a lado de La Fuente Skate park, en uno de esos días que hace un calor sofocante quedó el shoot. Cuando Gus me mostró las fotos, yo me sentía más que satisfecho. Cuando la gente las veía me preguntaba por que calzaba Vans Authentic, algunos incluso me tacharon de irresponsable, de mezquino, habiendo tantos zapatos para montar una motocicleta, tanta tecnología.
La respuesta para mí siempre fue simple: no era cuestión de estilo, de moda, o incluso por flojera; yo usaba Vans por comodidad, porque yo suelo bajar demás los pies cuando manejo y las motos a la vieja escuela suelen ser muy chaparras. Manejo con Vans porque nunca me interesé en cambiar mi estilo de vida, nunca comulgué con la gente que usaba botas, pantalón de cuero, chaleco, chamarra, paliacate y demás montón de ropa, yo manejaba mi motocicleta en camiseta blanca y cuando hacia frío con franela a cuadros.
Hace unas semanas atrás Vans presentó al mundo el documental Demi, es parte de una apuesta global de la compañía para acercarse más a los locales en los puntos de venta que tiene en el mundo. En esta ocasión está enfocado en el hombre leyenda de la península de Malasia, Pa´din Musa. Cómo todo aquel que está relacionado con la marca, Pa´din fue y es un patinador nato, un amante del americana y un constructor de motocicletas. El documental muestra el progreso de su país en estas disciplinas y el de él, además de presentar una colaboración con la marca. Para mi no fue extraño que Pa´din usara un Vans Authentic, no es cuestión de estilo, es de confort.
Cosas vienen y van, ya no tengo esa motocicleta, hace poco caminaba sobre Avenida Patriotismo y el sonido único de un escape me hizo voltear, era ella, a toda velocidad, con su faro amarillo y su manubrio alto. Le di las gracias, a ella, a papá.
Con el dinero de su venta me pude comprar mi primera Harley Davidson, y sí,la monto usando Vans.