Algunos afirmar que es una silueta que une lo mejor de dos mundos para las mujeres, otros en cambio opinamos que simplemente es una tendencia y que por lo tanto debería desaparecer como muchas otras.
En la historia de la moda debemos hacer responsable a Isabel Marant por ser la primera en darle un poco de estilo a esta tendencia que realmente nació en los 90’s (what are those?). Época en la que la experimentación regía un poco más la moda no sólo en la cuestión de alta costura, sino también en la industria de los sneakers. Después a inicios del 2010 este estilo regresó con una silueta mejor pensada, con un mejor diseño y al lugar donde todas las grandes tendencias son observadas y algunas hasta copiadas: las semanas de la moda.
Esto por supuesto implicó un efecto dominó en el que posteriormente comenzamos a verla en todas partes y en todos los estilos.
Posteriorimente nuestras marcas favoritas la adaptaron a sus packs, haciendo que por primera vez los sneakers tuvieran un elemento meramente femenino (pero no definitivo). Así tuvimos resultados que iban de siluetas estilizadas y minimalistas, a experimentos muy singulares en diseño, tamaño y forma:
El verdadero PRO de esta silueta es que tiene el mismo efecto sobre la figura de quien usa un par de tacones y es que logra un efecto de mayor altura y por lo tanto más estilizada. Así que ayuda a todo tipo de silueta, desde las más bajitas, hasta las chicas con curvas y las muy altas logran verse muy bien con este tipo de par.
El lado no tan positivo, es que es un elemento que ahora pareciera estar en todas partes. Por un lado podríamos decir que es algo bueno, porque permite que el género femenino esté en cierto «porcentaje» incluido dentro de las marcas, pero por otro lado, volveríamos a la segmentación y facilitarle un poco el reto a las marcas de mostrarnos algo que realmente nos hable en todos sus elementos (no sólo en la forma) a las mujeres.
Por lo tanto, la pregunta es ¿Wedge o no wedge?
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